Todo se ha hecho mal con Diego López

Llegó a petición expresa de Mourinho, y ahí comenzó todo. Trabajó como el que más, nunca abrió la boca y pocas quejas se pueden dar sobre su rendimiento. Pero se vio metido en una guerra que él nunca quiso librar, y que ha terminado con su salida por la puerta de atrás del Real Madrid.

10/08/2014 | Sergio Martínez | Fn

Diego López ha conseguido vivir su sueño de jugar en el Real Madrid, y encima siendo titular. La máxima ambición de cualquier canterano madridista se vio cumplida en su caso, y con un rendimiento por encima de lo esperado. El hombre que hizo realidad los deseos de Diego fue José Mourinho, que vio la oportunidad perfecta de traerle cuando Iker Casillas se lesionó. Ya llevaba tiempo empeñado en fichar al gallego, desde que comenzó a tener dudas profesionales y rencillas personales con Casillas, y lo consiguió.

Desde entonces, Diego ha vivido dos realidades muy distintas, la cara más dulce y la cruz más pesada. En lo positivo, está el haber defendido la camiseta de su vida con total garantía y reconocimiento de sus compañeros y entrenadores. Mourinho le dio la oportunidad  y le mantuvo, y después Ancelotti, a través de William Vecchi, vio que no debía estar en el banquillo.

Pero la cruz de la situación es, al menos vista desde fuera, la que más ha pesado durante toda su estancia en el Madrid. Él sólo vino a trabajar, a ganarse un puesto que consiguió mantener con creces, superando las expectativas. Lo malo es que llegó en un contexto de histeria total en el madridismo: bajo el paraguas del "demonio portugués que quería cargarse el club" (Mourinho), y para quitarle el puesto al santo de buena parte del Bernabéu y de toda España (Casillas). Odiados y amados ambos, y en una guerra entre ellos, real o ficticia, y fomentada por la prensa de una forma que no se olvidará jamás.

Esa fue la tumba de Diego López. Poco ha importado siempre para la mayoría del periodismo y de la afición que el nivel de Diego haya sido excelente, pues no era eso lo que estaba en cuestión. El plano deportivo no jugaba ningún papel aquí, cuando era el más importante. El foco estaba puesto en la suplencia de Casillas, que ha sido, es y será un ultraje a ojos de muchos. Cuando estaba Mourinho, era por cuestiones personales. Cuando llegó Ancelotti, quiso solucionar la pelea repartiendo las competiciones para los dos. Ambos jugaron, pero no era suficiente. Para muchos, la cabeza de Diego tenía que rodar. La historia de Casillas (que no su presente) no admite un papel menor para ellos.

Ahora, en los últimos meses de esa bicefalia creada por Ancelotti, hemos podido constatar dos cosas. La primera es que Casillas no está bien ni física ni anímicamente. Está muy lejos de ser el que fue durante años, y no es capitán ni de sí mismo. Todos sabemos que Sergio Ramos salvó su vida en Lisboa, empatando una final de Champions que Iker había tirado por la borda fallando gravemente en esa salida. Dirán algunos que sólo es un fallo. Lo es, pero gravísimo y en una final de la Champions. Antes de ese hubo otros, y después todos sabéis lo que ha pasado: su nefasto Mundial (como el de todos) y su pretemporada en las nubes coronada con un partido catastrófico ante el Manchester United.

Como veréis, no he hablado en ningún momento de la relación Mou-Casillas. Ese capítulo de la historia del Real Madrid es muy confuso y largo, y no tiene cabida en este texto que pretende hablar del aspecto futbolístico. Para saber de todo ello, podéis buscar en Youtube varios vídeos, tendréis horas de diversión.

Ahora, Diego López se ha  marchado. Para ser correctos, el Real Madrid le ha echado. El magnífico fichaje de Keylor Navas era el aviso definitivo para que hiciera las maletas. Él no quería abandonar el club de su vida, pero el Madrid no quería deshacerse del mito de Casillas. No llegaron ofertas lo suficientemente buenas, y no le iban a pagar el sueldo de los años que le quedan de contrato pues Iker cobra casi 10 millones al año. La decisión estaba tomada por todos salvo por Diego, y entonces llegó el momento de que, desde el club, se filtraran supuestas declaraciones que dejaban al gallego como un prepotente y un chulo. Era el premio del club a dos años de rendimiento satisfactorio.

Es realmente triste que un hombre haga su trabajo de forma excepcional durante dos temporadas y el único reconocimiento que reciba sea el de sus compañeros. Desde fuera, la cantinela fue siempre la misma: "Diego es bueno, pero es que Casillas es mejor". Y punto. Ha sido víctima de una guerra ajena a él, y ahora al menos podrá descansar y ver reconocidos sus méritos en Milán. Aunque sea a costa de salir por la puerta de atrás y apaleado del club de su vida.

PD: Prepárate Keylor, ahora el objetivo serás tú. Que tus paradones acallen las balas contra ti.

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