Pase lo que pase, será el final del camino. La temporada 2022-2023 llega a su fin este sábado, y el C.F. Fuenlabrada se juega su futuro a una sola carta. Está al filo del desastre, del segundo descenso consecutivo.
De Segunda División a Segunda Federación en dos años, ese puede ser el drama. Sólo hay una forma de evitarlo: ganar a Unionistas y que al menos uno de sus seis rivales no lo haga. En el escenario más optimista, el Fuenla puede acabar la temporada décimo. En el más pesimista, irse a la cuarta división del fútbol español.
No ganarle al Real Madrid Castilla y una temporada pésima como visitante han marcado, a corto y largo plazo, este final para un Fuenlabrada que apuntaba mucho más alto a principio del curso. Ocurra lo que ocurra, la decepción es ya una realidad.
Pero, pese a todo, la semana ha girado en torno a un único punto de puertas para afuera: equipo y afición tienen que estar unidos al 200% este sábado en el Fernando Torres. Y el club se ha esforzado mucho para que así sea.
El primer requisito era que el ambiente fuera el adecuado, y durante la semana se han encargado de ello. Todo vendido, y la grada visitante improvisada que es el párking del Forus esta vez no se podrá utilizar por recomendación de la Policía Nacional.
A las cinco y media, todo aficionado que lo desee recibirá al equipo en su llegada al estadio para crear un ambiente único. Cuando salten al campo, habrá un tifo preparado. Y, durante la semana, la plantilla ha estado en contacto directo con los aficionados para, entre unos y otros, asegurarse de que el objetivo es claro: tres puntos o drama, pero todos juntos y sin vacilar.
No va a ser fácil, como todo en esta temporada. Enfrente, estará un Unionistas de Salamanca que todavía tienen una opción de meterse en el playoff de ascenso. Si ganan y Celta B y Linares pierden su partido, estarán dentro.
Por tanto, los de Dani Ponz no llegan aquí para pasar el trámite. Sólo hay seis equipos que no se juegan nada este sábado: Real Madrid Castilla, Deportivo de la Coruña, Mérida, Córdoba, Pontevedra y Talavera.
Y sobre el césped, Alfredo Sánchez tiene varias incertidumbres. La más importante es si podrá contar o no con Cristóbal Márquez, muy tocado desde que terminara el partido ante el Linense.
Como él, algún otro jugador del que el técnico no ha querido desvelar su identidad. No es el caso de Buer, que sí que se perderá este último partido que marca el destino a corto y medio plazo de un Fuenlabrada que busca, desesperadamente, no escribir una de las páginas más tristes de su historia. Noventa minutos, dedos cruzados, todos unidos. Que Dios reparta suerte.
