No hubo más color que el rojiblanco

El Atlético de Madrid se llevó la Liga tras empatar a uno en el Camp Nou. Como siempre, se sobrepuso a las adversidades (muy grandes las de ayer) para sacar el punto que les hizo campeón. Godín empató en un córner al poco de comenzar la segunda parte. Alexis había adelantado al Barça con un golazo. El equipo colchonero visitará esta tarde la fuente de Neptuno.

18/05/2014 | Sergio Martínez | Fn

El Atleti ha completado su gran gesta. Dieciocho años después de conseguir su última liga, ha vuelto a coronarse campeón, y en un escenario único como el Camp Nou. Se le dan bien los grandes estadios: Europa League en White Hart Lane, Copa en el Bernabéu, y liga en Barcelona.

Entre el último campeonato liguero y este hay un nexo de unión muy importante, la gran razón por la que el Atleti es lo que es. Ese nexo es Diego Pablo Simeone, protagonista entonces y aún más protagonista hoy. Un entrenador que ha conseguido transformar un equipo casi en descenso, eliminado en Copa por el Albacete, en una máquina ganadora, unida y casi perfecta.

En casa del Barça vivió su reto más complicado, y lo pasó con matrícula de honor. A los pocos minutos llegó el primer mazazo: Diego Costa se resintió de su lesión en una carrera por la banda izquierda y tuvo que abandonar, entre unas lágrimas tan suyas como de la afición. Cinco minutos después, era Arda el que se marchaba, tras un golpe en la cadera que le impidió seguir. Dos golpes anímicos muy importantes que se notaron durante un rato.

En ese impass, el Barcelona aprovechó para sacarse de la manga un gol imposible. Alexis disparó a lo loco, con potencia, implorando a los dioses para que se convirtiera en gol. Era algo impensable, pues había disparado desde el lateral del área grande y cubierto. Pero el chileno es un misterio apasionante: lo más fácil lo falla, pero hace real lo imposible. Su tiro entró por la escuadra, y le daba la liga al Barcelona.

Salvo esa acción, el Barça hizo muy poco más para llevarse el partido y el campeonato. Se mostró tan inoperante como ya es habitual, con Messi desaparecido en sus caminatas y con nulas opciones ofensivas y conceptos tácticos. Quizá tenían la ilusión y las ganas, pero no los medios. Esos no aparecen de una semana a otra, tras haberlos descuidado en toda la temporada.

La segunda parte hizo justicia con un Atleti que salió en tromba a empatar. No sólo al contraataque, como ya se esperaba, sino acorralando al Barcelona en su campo con la posesión del balón y con una presión brutal para recuperarlo. La ofensiva duró unos diez minutos, tiempo de sobra para conseguir un gol. Y de nuevo, llegó.

Y llegó de la forma más habitual. A cualquiera que se le pregunte por cuál es el gol más típico de este Atlético, te dirá que es a balón parado con un cabezazo de Godín o Miranda. Y así fue, un córner botado desde la derecha que Godín remató de cabeza con el alma, llegando desde atrás impulsado por la fuerza inexplicable del que sabe que va a ganar. Muchos se quejan de esta forma de ganar, pero cuando el equipo rojiblanco se ha llevado tantos partidos de esta forma, y ante tantos rivales, es que hay algo que están haciendo extraordinariamente bien.

El resto del partido fue una odisea para todos. Para el Barcelona, que llegó a sitiar de nuevo el área de Courtois sin éxito alguno, superado infinitamente por una defensa arrolladora, unida, inteligente y muy preparada tácticamente. Tambien para el Atleti, que salía cada vez que podía buscando un segundo gol que certificara el campeonato, pero era imposible. El cansancio hizo mella, y Villa no estaba para carreras o regates. Tampoco Koke, inoperante en los últimos minutos. Pero ambos lo dieron todo hasta el minuto 90, como el resto de sus compañeros.

Tras el pitido final, llegó la locura. La alegría se desbordaba por un lado, orgullosos y felices por la gesta conseguida de acabar con el duopolio Madrid-Barça de manera sobresaliente. Por el otro, aparecía la decepción por terminar así una temporada catastrófica que exige cambios muy profundos en un equipo que ya no tiene hambre ni argumentos futbolísticos. El Camp Nou, con una actitud magnífica muy por encima que la de su equipo durante todo el encuentro, supo reconocer al justo campeón. Larga vida al Atlético del cholismo.

El Madrid también ganó al Espanyol

Dos horas antes, el Real Madrid se había impuesto 3-1 al Espanyol en uno de los partidos intrascendentes de la temporada. El gran susto para los blancos se produjo en el calentamiento, cuando Cristiano Ronaldo se retiró porque no se notaba al 100% para jugar. Pasó de estar en el once a ver el encuentro desde la grada, para preocupación y alivio de la grada.

Jugaron muchos de los hombres que saldrán de inicio en la final de Lisboa dentro de una semana. Casillas, Ramos, Carvajal, Bale, Benzema, Di María, Isco...se pusieron el traje liguero por última vez, pero tenían la mente en Portugal. Con unos centrados en otro partido, y otros sin nada que ganar ni perder, el encuentro fue tan soporífero como se esperaba.

Gareth Bale desatascó el partido con un gol que debe el 90% a Benzema, autor del pase que dejó solo al galés frente a Casilla. Después entró Morata, e hizo los dos goles restantes prácticamente a puerta vacía, a pases de unos compañeros generosos. Entre medias, Pizzi marcó el gol del Espanyol tras muchas ocasiones falladas por parte de los periquitos. Sergio García sirvió en bandeja el tanto.

El Madrid termina la liga tercero tras bajarse de la lucha por el campeonato. Quién sabe qué hubiera pasado si hubiera rendido a su nivel ante Celta y Valladolid. Ahora, la final de la Champions espera. La Décima está al alcance...

 

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