Los amaños, la lacra del fútbol-negocio actual

El fútbol se ha convertido en un negocio. No cabe duda de ello. Las categorías de élite, las primeras divisiones y las competiciones de relevancia están formadas por equipos y jugadores que no sienten colores ni pasión, sino que solamente les interesa cobrar más y recibir mayor salario que su rival.

No importan los equipos, ni los aficionados, ni los compañeros. El dinero es lo más importante. Pero, en los últimos años estamos viendo como ese modelo de fútbol-negocio donde el dinero es lo más importante se está trasladando a las categorías inferiores. Gran culpa de ello lo tienen los amaños, cada vez más habituales en el fútbol español.

Mucha publicidad, accesibilidad, y nulo control por parte de los organismos

Las razones que han llevado al fútbol humilde a esta situación son muy variadas, con muchos culpables y nombres propios.

El primero de ellos, lógicamente son las casas de apuestas. En su esfuerzo por captar nuevos clientes y potenciales ludópatas, cada vez ofrecen categorías más extrañas y ligas más pequeñas, donde muchos jugadores perciben un salario de 100 o 200€ o incluso ni siquiera cobran por jugar.

El segundo de los factores es el inexistente control de la publicidad. En cada partido de fútbol, el bombardeo de publicidad de apuestas es constante. Es imposible disfrutar de un partido de fútbol en radio o televisión sin escuchar al menos 5 anuncios de casas de apuestas incitando a apostar y fomentando una actividad tan peligrosa como el juego. No hay leyes al respecto y la publicidad es constante.

El tercero de los factores es el nulo control por parte de los organismos responsables. La dirección general de organización del Juego, un organismo público que, a día de hoy, nadie sabe cuál es su labor. No protegen los derechos de los jugadores que ven como las casas de apuestas se saltan la ley, no controlan la publicidad en horarios infantiles o incitando al juego, y tampoco controlan las apuestas realizadas ni todo lo relacionado con los amaños.

Amañar un partido es muy fácil. Atrás han quedado esos clásicos amaños de “ganar el partido” (como el famoso Zaragoza – Levante). Hoy en día se apuestan a mercados extraños ofrecidos por las casas de apuestas como son el número de corners.

Para los jugadores, es un caramelo muy dulce y difícil de rechazar. Las mafias que campan a sus anchas por España les ofrecen su salario de un año sólo por dejarse marcar un gol, forzar córners, o provocar penalties. Los jugadores reciben su parte del pastel, y aquí no ha pasado nada. Nadie se entera y nadie se controla.

Porque la Tercera División, una categoría donde el 90% de los jugadores juegan por pura afición o sentimiento hacia su equipo, está olvidada para los organismos públicos. Ni La Liga, ni la Federación Española de fútbol, ni la DGOJ. Nadie pone su grano de arena y dejan en el olvido una categoría donde hay nada menos que 18 ligas y muchos futbolistas que sueñan con llegar a tener un salario digno o ser profesionales, mientras que día tras día tienen que soportar el bombardeo de publicidad de apuestas, la intrusión de las mafias, o la insistencia para amañar partidos y ganar un dinero fácil que triplica su salario.

Comentarios