La educación es vital en el mundo del baloncesto

En el mundo del baloncesto y en otros deportes, los fines de semana, para los más pequeños puede significar un tormento si desde su casa no se comportan y en las canchas tampoco, se frustran y eso no debería ser así. La educación tiene que ser vital

Llevo observando a los padres mucho tiempo en partidos de baloncesto de categorías inferiores (prebenjamín, benjamín, alevín, preinfantil hasta infantil) y me he preguntado, ¿a qué se dedican los padres cuando van a ver a sus hijos jugar? ¿Por qué no van a verlos disfrutar?
En dichas categorías los niños van y quieren divertirse jugando al baloncesto o a cualquier otro deporte. En cambio, los fines de semana pueden suponer un calvario para los pequeños de la casa cuando hay padres que llegan incluso a las manos. En esos momentos, como árbitro, siento pena cuando veo las caras de los pequeños entristecidas e incluso llorando.
 
Sin embargo, parece ser que los padres son más competitivos que los propios hijos y solo quieren que ganen mediante cualquier medio. No os enfadéis si vuestro hijo/a tienen un mal día. Hacedme caso, lo hacen lo mejor que pueden. Así que no los regañéis después de los partidos. Al revés, animadlos para que sigan disfrutando el próximo día.
 
Desde las gradas, he escuchado cantidad de insultos de los padres hacia el árbitro e incluso a los propios niños. Esto influye bastante en ellos. No les enseñan respeto, deportividad, amabilidad… De hecho, les inculcan otros valores negativos, llegando hasta la violencia o a la falta de respeto a sus compañeros o incluso al árbitro.
 
Desde estas categorías lo primero que se les tienen que enseñar a los niños es educación y unos valores que les enseñen a divertirse, a pasárselo bien y, sobre todo, respeto. Pero es una pena. Muchos padres regañan a sus hijos porque lo han hecho mal y no se dan cuenta del daño que les puede provocar. Son niños pequeños de entre 5 y 13 años que van a divertirse y a jugar a un deporte que, para mí, es de los más bonitos que existen.
 
Esto provoca en muchos niños desilusión. Como he dicho antes, no los inculcan valores como el respeto o a ser educados, sino todo lo contrario. Valores como la desobediencia o la violencia. Al escuchar gritos, insultos desde las gradas, los propios chicos se ponen más nerviosos y a la hora de jugar son muy agresivos.
 
También decir que, por supuesto, hay padres que sí van a disfrutar y a animar a sus hijos, y ver como se divierten.  Y por eso les doy las gracias. 
 
En definitiva, quería decir a los mayores que fueran a disfrutar de sus hijos viéndolos jugar al baloncesto, al fútbol, o a cualquier otro deporte. Animándoles y apoyándoles y, así, de esta manera, hacer un poco más grande un deporte como es el baloncesto. En vosotros, los padres, empieza la educación de los más pequeños.

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