El C.D.E. Lugo Fuenlabrada ha conseguido el ascenso al grupo madrileño de Tercera División tras conseguir el punto que necesitaba empatando ante el Moscardó, que ya había ascendido previamente. En un partido con mucho que perder y donde el 0-0 valía, se vio poco fútbol pero mucha emoción al final.
07/06/2015 | Sergio Martínez | Fn
A las once y media de la mañana comenzaba uno de los partidos más importantes de la trayectoria del Lugo Fuenlabrada. Treinta y tres jornadas más tarde, el sueño del ascenso estaba al alcance de la mano. Sólo el Moscardó se interponía, y era el rival al que tenía enfrente. Un enemigo que ya tenía todo hecho, que ya era equipo de Tercera División como lo quería ser el Lugo.
Empezó el encuentro bajo la atenta mirada de cerca de 200 personas y un calor más que sofocante. Las piezas ya estaban sobre el tablero, y en este caso era más importante lo que se podía perder que el botín que se conseguiría al ganar. Hubo ocasiones, pero muy pocas. Hubo disputas, pero nada más allá de lo habitual. La tónica general fue el respeto entre dos equipos que se volverán a ver las caras en una categoría superior.
Noventa minutos después, el pitido del colegiado destaba la fiesta en el césped de los campos de fútbol de El Naranjo. Niños y mayores, familiares y desconocidos se acercaban hasta la piña que habían montado los jugadores del Lugo para celebrar que la temporada había sido un gran éxito. Algo más alejado estaba Óscar Fernández, el entrenador que ha guiado al equipo, recibiendo abrazos y felicitaciones hasta que sus chicos le cogieron para elevarle al cielo fuenlabreño.
Corrió el champán, el griterío y la felicidad en un equipo de barrio que ha crecido hasta ponerse una categoría por encima. El Lugo Fuenlabrada es de tercera.
