Por qué el divorcio de mutuo acuerdo es mejor que uno contencioso

Por desgracia, las cifras de matrimonios que acaban rompiéndose por unos u otros motivos es muy elevada tanto en Fuenlabrada como en el resto de España. Se trata de uno de los porcentajes más altos a nivel europeo. Y es que de forma casi inevitable tarde o temprano acaban surgiendo rencillas que derivan en la imposibilidad de seguir manteniéndose en el enlace matrimonial establecido un tiempo atrás.

Concretamente son tres meses los que, como mínimo, han de transcurrir desde que se oficializó el vínculo en la correspondiente boda, tal como nos indican los abogados Móstoles. En caso contrario no se puede llevar a cabo ningún tipo de divorcio.

Conviene incidir en este aspecto debido a que muchas parejas, al casarse y empezar a vivir bajo un mismo techo, rápidamente se dan cuenta de las múltiples incompatibilidades que les impedirán disfrutar de una vida plena en común.

Sea cual sea el factor desencadenante, siempre conviene efectuar un divorcio de mutuo acuerdo. También existe la posibilidad de realizar el conocido bajo el nombre de contencioso, pero los motivos que detallaremos a continuación llevan al primero de ellos a ser mucho más recomendable.

Divorcio mutuo acuerdo: más conveniente para los niños

Es innegable que la pareja sufre mucho al meterse de lleno en un proceso de divorcio. Sin embargo, en caso de que uno o más hijos entren en juego, el mayor perjuicio es para los infantes.

Ver cómo sus progenitores discuten o tienen enfrentamientos, independientemente de si se dan cuenta de forma directa o no, les afecta gravemente. Tanto es así que muchos de ellos acaban pasando por patologías como depresión o timidez extrema, afectándoles de lleno en el ámbito estudiantil: absentismo escolar, malas notas, etcétera.

Evitar que sufran es muy complicado, pero sí es sencillo evitar que el nivel de empeoramiento sea elevado. Basta con efectuar un divorcio amistoso en el que, en líneas generales, siempre acostumbran a haber muchas menos discusiones o prácticamente ninguna, impidiendo así que los peques se contagien de un ambiente hostil en el entorno familiar.

Mayor asequibilidad del abogado matrimonialista

En lo que a los adultos se refiere, otro de los factores que más preocupan guarda relación con el desembolso monetario que el proceso acarreará. Un divorcio contencioso puede llegar a significar un gasto considerable, mientras que el de mutuo acuerdo tiene unos costes notablemente inferiores.

De hecho, optando por un despacho como el de Vilches Abogados en Móstoles cuya primera visita es gratuita, se avanza enormemente durante el transcurso de la misma, dando pie a que se requieran escasas sesiones para finiquitar el acuerdo y posteriormente presentarlo ante el Juzgado de Familia.

Precisamente hablando de los profesionales de la abogacía llega el momento de abordar un detalle de relevancia que se traduce en unos costes menores: los cónyuges pueden compartir la defensa, amén del procurador. Por supuesto, ello implica un inferior gasto a afrontar, ocasionando que el procedimiento jurídico suponga un desembolso más asequible en comparación con el contencioso.

Ello no es de extrañar teniendo en cuenta que solo debe entregarse la demanda de divorcio y un convenio regulador. La firma de los cónyuges determina precisamente lo amistoso que es el proceso en sí y abarca multitud de aspectos que son de suma importancia. Entre los más relevantes se encuentra el de la utilización del hogar ubicado en Fuenlabrada, Móstoles o cualquier otra ciudad.

Aquí no termina la lista de factores trascendentes incluidos en el convenio regulador, ya que se suman otros como la custodia y las visitas, así como las correspondientes pensiones. Ambos documentos son fáciles de elaborar.

Adiós al problema en un tiempo récord

Tanto los adultos como los niños tienen que pasar por un estado de trance sí o sí al enfrentarse a un proceso de divorcio. Sin embargo, el mismo puede durar un período de tiempo muy dilatado o finalizar bastante antes de lo inicialmente esperado. Este último es el caso de los divorcios de mutuo acuerdo.

Precisamente gracias a varios aspectos detallados en anteriores líneas como la mayor facilidad del proceso jurídico y la posibilidad de compartir al profesional que actuará como defensa, toda la operación resulta bastante más sencilla. Por ende, la celeridad se hace evidente de principio a fin.

Ello permite decirle adiós a un grave problema, pudiendo empezar a cicatrizar heridas cuanto antes e incluso rehacer la vida, cada uno por su lado, sin necesidad de esperar a que el divorcio termine tras multitud de meses esperando. A nivel psicológico la diferencia es abismal.

Los diversos factores que han sido sacados a colación se suman para dar pie a que, ante la más mínima posibilidad de cerrar amistosamente un divorcio, sea altamente recomendable decantarse por esta vía. Toda la familia lo agradecerá, permitiendo adicionalmente que en un futuro sea posible seguir viéndose en presencia de los niños para normalizar una situación que resultará mucho menos traumática.

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