Vivir en el pozo del olvido

Hay días en que despertarse leyendo según que noticias entristece la mañana y te hace pensar hasta donde llega a veces la crueldad de las personas, capaces de defender ideas o hechos aunque estén por encima del sentido común.

7/04/2014 | Félix de Blas Martín

Hace 75 años España cerró uno de los capítulos más negros de su historia con el fin de la guerra civil. Desde entonces, la memoria de aquellos días ha permanecido en el mismo sitio que la dejaron los hombres y mujeres que protagonizaron aquel negro capítulo de la historia de España.

Sin embargo, 75 años después muchas personas, hijos y nietos de aquellos que parecieron en la contienda, no han conseguido cerrar aquellas heridas y viven comprobando como sus recuerdos sangran cada día más al llorar a familiares que jamás llegaron a enterrar.

Ahora mismo mas de 100.000 personas permanecen desaparecidas a los ojos del mundo, sus cuerpos yacen enterrados en cualquier parte de la geografía española, sin que a ningún dirigente político parezca interesarle lo más mínimo.

Este hecho deja el drama de la búsqueda de los caídos en la guerra civil, en manos de sus familiares, que en algunos casos vagan por las cunetas con un pico y una pala, tratando de masticar el dolor de una pérdida que la rotunda inutilidad de la justicia española no le permite hacer.

Sobre esta historia, planean también algunas decisiones políticas de un calado triste e indignante, muy en consonancia con la manera de actuar de los dirigentes políticos frente al dolor de su pueblo. Y es que, en 2011 el gobierno de Mariano Rajoy suspendió las ayudas económicas dedicadas a este asunto. Poco después, fue la misma ONU la que instó al gobierno español a investigar las desapariciones de los caídos en la guerra civil. Dos años después, ya en 2013, el gobierno español fiel a su política de “ir a lo suyo”, aprobaba una inversión de 214.000 € en restaurar el Valle de los Caídos.

Invertir en restaurar un lugar de culto y de apología franquista, mientras dejamos en el olvido a tantas otras víctimas, habla claro de la calidad humana que se cuece en las paredes del congreso. Decisiones como estas, hacen dudar si los gobernantes realmente desean que su pueblo sufra de verdad, por qué si es así, en muchos casos lo están consiguiendo.

Enterrar el dolor de 100.000 familias en el pozo del olvido, solo por el hecho de ser de un bando concreto es aberrante, pues en una guerra nadie gana y todos pierden, no entender eso es inhumano.

A veces las personas tenemos en el alma heridas tan grandes, que poder enterrar un recuerdo puede sanar el dolor que estas provocan y conseguir de este modo la paz que tanto se anhela.

 

Comentarios