Somos de ¿Izquierdas o derechas?

Editorial

A punto de comenzar la campaña electoral para elegir a los representantes políticos en el Parlamento Europeo, los grandes partidos vuelven con su mensaje ideológico para que su electorado no se despiste.

Los grupos de izquierda no pararán de utilizar mensajes como "la derecha nos hará perder los avances sociales" o manipular demagogicamente el término "derecha" para llevar a sus simpatizantes e indecisos a la conclusión que la derecha es igual a "fascismo" y a "retroceso".

Por su parte el Partido Popular, único grupo representativo de la derecha hasta la reciente aparición de Vox, cuyos miembros fundadores han salido del partido de Génova, utilizarán el concepto "izquierda" para identificarlo con el "despilfarro" y la "mala gestión económica".

En esos conceptos basarán sus discursos, como siempre. Lo que no mencionarán son los numerosos casos de corrupción que salpican a "izquierdas y derechas" o al cambio de la ley electoral para regenerar la democracia y hacerla representativa de los ciudadanos y acabar con la actual "partitocracia" a la que nos han llevado los dos grandes partidos.

La opción del centro político decidirá las elecciones

Los últimos datos que vierten los sondeos siguen apuntando a un descenso muy importante en el voto a PP y Psoe, algo que parece no importarles, ya que no se observa un cambio en sus discursos, lo que hace pensar en que no son capaces de analizar y reconocer el cambio que está sucediendo en la sociedad española.

El ciudadano, cada vez mejor formado e informado, está demostrando que no se deja influir tanto por los mensajes ideológicos y caducos del bipartidismo, de unos partidos incapaces de generar nuevas iniciativas para iniciar el cambio profundo sobre los problemas que realmente preocupan a los españoles.

Más allá de la buena gestión económica, necesaria por otra parte, en la que ha basado hasta ahora su discurso el partido del gobierno, y que le ha hecho no poder cumplir con su programa electoral debido a la crisis económica y a la situación de quiebra que dejó la mala gestión del gobierno de Zapatero, a los ciudadanos le siguen preocupando problemas como la corrupción o la regeneración democrática.

Las Autonomías, lejos del fín para el que fueron creadas, se han convertido en el principal problema de nuestro país. Son las responsables del enorme gasto y despilfarro económico situando el deficit público en torno al billón de euros y han conseguido que la igualdad entre todos los españoles, definida en la Constitución, se haya quedado en un "eslogan".

Los ciudadanos ya no somos iguales ante la Ley, la sanidad es diferente y excluyente dependiendo de la autonomía que la gestione. La educación no es la misma, creando barreras y diferencias a través de las lenguas, los libros de texto o los fondos y criterios para otorgar becas.

Ante esta realidad, la respuesta del bipartidismo es hablar de "derechas e izquierdas" sin aportar soluciones reales y pragmáticas. Unos hablan de "diálogo" pero sin mojarse y los otros de "unidad" y de "Constitución", aplicando la Carta Magna para el nacionalismo secesionista, algo en lo que están de acuerdo la mayoría de los españoles, que se preguntan por qué no se aplica también en sanidad o educación.

Por eso las elecciones no las ganan los afiliados e incondicionales seguidores de los dos grandes partidos, las deciden ese grupo de ciudadanos, cada vez mayor, que no son de "derechas o izquierdas", ciudadanos que ya no se sienten representados en el bipartidismo, que observan la realidad diaria y el comportamiento de los responsables políticos.

Ese mayoría silenciosa que no sale a manifestarse, que no es violenta, que le gustan algunos planteamientos de la izquierda como una buena sanidad gratuita o la utilización de recursos para servicios sociales y becas, también le gustan algunos principios considerados de derecha, como la posibilidad de los padres a elegir la mejor educación para sus hijos o la integridad de España.

Quizá por eso el bipartidismo está dando paso a la ascensión lenta pero irreversible de partidos ubicados en el "centro político e ideológico", como UPyD o Ciudadanos que defienden precisamente en sus idearios estos cambios que exigen esa mayoría silenciosa que no es ni de "izquierdas ni de derechas".

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