"La venda" cánción elegida para Eurovisión

Operación Triunfo: Desperdicio y trámite a Eurovisión

Tras un año difícil, ya tenemos canción para el mayor espectáculo musical de la televisión mundial.

Miki Nunyez (OT 2018) nos representará en el Festival de Eurovisión 2019, cuya final se celebrará el próximo 18 de mayo en Tel Aviv, Israel. La canción, “La venda”, da en el clavo con cómo ha sido el proceso de selección este año. No en el tono, alegre y verbenero, sino directamente en el estribillo: “La venda ya cayó y sólo quedó la alegría”.

A nadie le ha gustado el proceso con el que se han elegido las candidatas a Tel Aviv, pero centrémonos en la gala de anoche, aunque no sea mucho más positivo. TVE tenía un trámite que pasar. Como todos los años, para ellos es un marrón organizar algo así. Cuando hay un programa musical en su parrilla, aprovechan los mimbres construidos y eligen así a su representante, pero si no, organizan una gala que no deja de ser una pesada obligación. Y se nota, lo notamos. La venda ya cayó, y (no) sólo quedó la alegría.

Era un secreto que la gran favorita, la polémica concursante María Villar, no quería ir al festival. Es más, lo despreciaba, como casi todos los concursantes. Pero tenían que disimular, tenían que seguir adelante por contrato. Pocos querían ir, RTVE lleva años haciendo feos al concurso y promulgando muy poco la cultura europea. También la que tiene que ver con Eurovisión, el show no deportivo con más audiencia del mundo.

El Festival de la canción europea es el escaparate perfecto para cualquier artista que empieza o para leyendas que quieran jugar sin prejuicios a un puesto que, al fin y al cabo, no importa. Sin ir más lejos, ya hubo un consagrado cantante llamado Micky participando. El mítico Micky, “el hombre de goma”, nos representó en 1977 con el tema “Enséñame a cantar”. Y fue sin miedo, a pasarlo bien. Lo contrario de lo que piensan estos jóvenes que acaban de salir del cascarón. Pero ya da igual. Como reza la canción ganadora, la venda ya cayó y empezarán nuevos días.

María no quería ir a Israel

María vio la realidad, vio que no tendría que ir a Israel, y respiró feliz. Ella sí. El conjunto de eurofans, cansados de sus faltas de respeto, también. Los compositores de su “Muérdeme” seguramente no tanto. La mayoría de concursantes han demostrado poca profesionalidad a la hora de promocionar su candidatura, movidos también por un ambiente tóxico desde una candidatura de RTVE muy poco cuidada. Y esto, aunque la mayoría de españoles no lo sepan, es un problema. Porque Eurovisión nos simboliza.

El agravio comparativo es lo que duele. En todos los países que participan en el concurso musical, su candidatura es una representación de algo más que una simple canción. No tiene que sonar a tu país, aunque recuerda, pero tiene que contar. No se trata tanto de cantar como de contar. No se trata tanto de una actuación musical de karaoke, como parecen nuestras preselecciones, sino de un número audiovisual cuidado y que, sobre todo, representa el talento audiovisual que nuestro país lleva por gala. Y esto no lo podemos olvidar. La Venda lo refleja en otro verso -un delirio de composición-: lo que ere ́, ere ́, ere ́. Lo que eres, eres, y tenemos que enseñar lo que somos.

Las televisiones públicas de toda Europa (y colindantes y Australia) preparan grandes eventos seguidos por la mayor parte del país para elegir su “historia” a contar. Porque Eurovisión es eso, una historia con principio, nudo y desenlace. Una obra audiovisual muy bien narrada, con luces, fuegos, bailes imposibles, excentricidades que se recordarán para siempre o, simplemente, una canción emocionante como el “Amar pelos dois” de Portugal. Y es que con esa victoria se demostró que la música es lo que uno siente. Que la venda ya cayó, y serás como querías.

Mucho más que un show banal

Eurovisión es mucho más que un show banal. Es un mega espectáculo en el que demostramos cuál es la implicación con el entretenimiento y la calidad artística de nuestra televisión. Mientras en Suecia, Alemania, Italia o cualquier país similar son conscientes de que la actuación que hagan en su cadena pública será vista por todo el planeta y lo aprovechan, aquí nos lo quitamos de en medio rápido. Sin un trabajado juego de luces, planificación ni nada que haga que las actuaciones se recuerden.

Ninguna de las actuaciones se destacaba del resto, ninguna es viral. Ni siquiera La venda tiene algo inolvidable más allá de la sonoridad pegadiza. Y si tienes una canción potente, te lo puedes permitir, pero aún así deberás acompañarla de una gran realización de planos que haga crecer el conjunto. Y tampoco pasó. Debemos resignarnos y seguir asumiendo que, desde RTVE, Eurovisión es un trámite al que no cuidan. Y, como cada año, la diferencia entre el coste de participar y la audiencia que genera será un golpe incontestable.

Solo queda esperar a que esos directivos de la pública se den cuenta de lo que están desperdiciando, sobre todo en un momento en el que la ficción española es aclamada a nivel mundial. Todos saben el talento que tenemos con las series. Demostremos que también podemos hacer grandes espectáculos y que nuestros profesionales son de lo mejor. Y no es nacionalismo, que bien podría, es el deseo de que se demuestre lo que hay. Este es el país del Un, Dos, Tres. De Tu Cara Me Suena. De Lolo Rico, Chicho Ibáñez Serrador, Santiago Tabernero... Esperemos que sí, que llegue el momento en el que la venda caiga, y sólo quede la alegría.


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