La gran miseria

Los últimos acontecimientos de la actualidad en España, han levantado una lluvia de dudas en torno a las capacidades del actual gobierno en torno los asuntos que más pueden preocupar a la ciudadanía.

La llegada de una terrible enfermedad como el Ébola, ha desenterrado la ineptitud de una ministra que no ha sabido adaptarse a una situación para la que se la hace preparada, aunque solo sea por el simple hecho de ostentar el cargo que ocupa.

La Ministra de Sanidad, Ana Mato

Ana Mato, se ha mostrado lenta de reflejos y corta de miras, se enteró tarde y a raíz de ese hecho comenzó una lluvia de despropósitos que han reflejado el poco caso que el gobierno de Mariano Rajoy, así como su voluntarioso seguidor Ignacio González, han hecho a la Sanidad Pública.

Aquel hospital con el que los recortes se han llegado a cebar una y otra vez, se han convertido en el eje de la atención mundial y ha destapado la ineptitud de algunos dirigentes, prueba de ello ha sido que el propio presidente pusiera al frente de la crisis a Soraya Sáez de Santamaría saltándose la autoridad del cargo de la Ministra de Sanidad.

La imagen de Mariano Rajoy hablando ante los medios en la puerta del Hospital Carlos III, refleja con claridad aquellos valores en los que se basa la política actual, imagen exterior y mentira, mucha mentira. O lo que es lo mismo, presumir de Sanidad Pública y sus profesionales cuando tus políticas les han estado golpeando una y otra vez.

La lentitud y falta de coordinación con la que se ha gestionado la crisis del Ébola desde el Ministerio que le compete, así como las bravuconadas del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, exigen dimisiones que hace tiempo que se deberían de haber producido y aún no hemos visto.

A esta terrible realidad, hay que sumarle la nula gestión y pésima actuación judicial que se está poniendo en el caso de las tarjetas de Cajamadrid. Mientras Rajoy hace creer al mundo que el caso se ha destapado gracias a su gobierno, aquellos que estafaron y jugaron con el dinero de Cajamadrid observan en calma la tempestad levantada.

Vivimos en un país donde los lentos gobiernan y los mentirosos ocupan cargos en la política, donde los corruptos y ladrones observan la vida desde sus pulpitos inmortales, donde el hombre y el pobre luchan por entender lo que sucede y sobrevivir al día a día.

Nadie espera justicia, pues a este gobierno se le agotó al día siguiente de comenzar a gobernar, ni tampoco sinceridad para escuchar los problemas reales del pueblo, y esa es la gran miseria de nuestros gobernantes y políticos, que ya nadie espera nada de ellos.

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