Grecia, ¿qué te hicieron?

Para entender el presente hay que saber el pasado. No es un dicho popular. No es una frase hecha. Son nueve palabras que son necesarias para hablar de la situación actual de Grecia. El contexto, el cómo hemos llegado hasta aquí marcan lo que sucede en las calles griegas. Más que nunca, el pasado hace mella al presente.

Viaje al pasado más reciente de Grecia

Como ya hemos dicho: el contexto es fundamental para entender a Grecia. Hablamos de un país del sur de Europa que está incluido en las siglas despectivas llamadas PIIGS (pigs es cerdos en inglés), acrónimo anglosajón para unir a Portugal, Ireland, Italy, Greek y Spain. Países que no tiene el músculo industrial que disfrutan en el centro de Europa ni el nivel de vida de los países del norte del Viejo Continente.

Deuda de los países del Sur, los países llamados PIIGS |  elordenmundial

En definitiva, países de primera y países de segunda; como poner a Muhammad Ali (Alemania) a combatir en el mismo ring contra un peso pluma (Grecia). Por lo tanto, la primera clave para entender la catástrofe es el nivel productivo; un nivel productivo que no está a la altura de otros socios europeos. Otros socios europeos que además se adelantaron a la crisis (grandes ajustes) mientras esos países (gestores) se dedicaban a seguir engordando la cuenta (ya sea con JJ.OO o ignorando la situación o difundiendo la política del ladriillo).

Si a eso se le suma una mala gestión, la terrible economía sumergida, el asfixiante fraude fiscal y el unirte a proyecto mastodónticos (como puede ser los Juegos Olímpicos que celebró Grecia en 2004 y que o eres solvente o estás condenado por años como sucedió con Montreal que heredó una deuda de 1500 millones de dólares y sólo terminó de pagarla -mediante un "impuesto olímpico"- en 2006, exactamente 30 años después de haber servido de sede), nos sale un país con una deuda devastadora y que reduce su futuro a cenizas supeditadas de pagar esa deuda.

Ahora, esa mala gestión es la gran culpable de lo que sufren los griegos. Si los españoles tuvimos un falseamiento de cuentas con Bankia (las consecuencias siguen coleando a los preferentistas) -donde no era oro lo que relucía-, los griegos lo han sufrido a nivel estatal. Hablamos de que, como confirmó Eurostat, Grecia registró un déficit del 4,1% en 2000, del 3,7% en 2001 y 2002 y del 4,6% en 2003. Y luego, posteriormente, el gobierno de Papandreu demostró que el déficit real era de un 12,7%, una cifra verdaderamente alarmante y que coincidió con la crisis financiera que aún asola a muchos países.

Un juego sucio del que Goldman Sachs y JP Morgan fueron los socios perfectos del gobierno heleno: mientras recibían dinero público (un total de 300 millones de dólares) para su “asesoramiento” ayudaban a falsificar unas cuentas que servían para atraer a los inversores y para poder entrar en la Unión Europea. Mark Kirk, senador de EE.UU., incluso llegó a reconocer que “cuando Grecia se enganchó a la heroína de los préstamos, Goldman Sachs fue su camello”.  Unos préstamos que serían necesarios tras estar viviendo una realidad que nunca existió. Unos préstamos que dan el cetro del poder a esos acreedores.

Una Grecia antes del descubrimiento del falseamiento y una Grecia después del descubrimiento

Ya en 2009 la situación era insostenible, las cuentas reales salieron a la luz y nadie compraba una deuda pública tan tóxica. Mientras tanto, ya se iba debiendo a los acreedores. El vicio ya era imparabale. Cabe destacar que lo que se debía, se debía a unos inversores privados que veían peligrar su inversión. Cuando la preocupación de esos acreedores -que buscaron pescar en río revuelto o en un río que no era lo que parecía- aumentó, el Banco Central Europeo -banco que se supone que es de todos los países europeos- dio un paso al frente y salió al rescate de sus bancos inversores. Bancos alemanes y franceses se jugaban un total de 183.200 millones tras comprar títulos públicos griegos. En cuanto a nuestros bancos, la banca española también decidió invertir en ese “todo incluido” griego con un total de 2.000 millones. Mucho en juego y ante el temor de no recuperar lo invertido, esos inversores privados recuperaron lo suyo mediante el poderío del BCE. Ya saben: a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

@fec_fundacion

Descubierto el falseamiento de las cuentas y de que nada es lo que parece, Grecia lanzó un grito de ayuda. Y ahí apareció la conocida Troika (conjunto para definir al BCE, al Fondo Monetario Internacional y a la Comisión Europea) que se convirtió en el sherpa mortal del gobierno griego y sacó su bote “salvavidas” dando más de 100.000 millones de euros a Grecia. Un dinero que fue a parar, en gran parte, al rescate de los bancos y los mercados. Generar deuda para pagar esa deuda. La pescadilla que se muerde la cola en este caso se quedaría corta. 

A cambio de ese rescate, Grecia tendría que hacer “esfuerzos” para ir devolviendo lo que le prestó La Troika. Esfuerzos traducidos en recortes en gasto público (las medidas más destacadas fueron la disminución salarial del funcionariado público en un 10%, un recorte del 30% del salario navideño y un aumento de la edad de jubilación desde los 61 a los 63 años o el aumento del IVA entre un 0,5% y un 2% a productos seleccionados, así como el impuesto de hidrocarburos y el impuesto del tabaco y del alcohol). Unas medidas que afrontó Grecia dictadas por La Troika y que, vista la situación actual, no han servido de ayuda al pueblo griego. Porque mientras se recortaba en el gasto público, Grecia seguía comprando aviones de combate y material armamentístico a Alemania. Un negocio que no iba a permitir el país germano que se acabase y que, probablemente, fuese una de las condiciones para inyectar dinero a la nación del sur. 

Esta caricatura de Manel Fontdevila puede resumir (siempre teniendo en cuenta cómo son las caricaturas) lo que sufrió Grecia

Incluso Joseph Stiglitz, todo un premio Nobel de Economía, ha llegado a afirmar que el FMI tiene una “responsabilidad criminal” por las decisiones tomadas en Grecia y que las condiciones impuestas al país "son indignantes". En cuanto al nivel de vida que provocan esas medidas, un neurocirujano conocido llegó a afirmar que donde entra el FMI, la esperanza de vida suele caer entre cinco y diez años.

Declarar la deuda odiosa, ¿una solución?

Entrada la heroína de la que hablaba el senador americano en el país heleno, los griegos se quedaron a la intemperie ante la devolución de una deuda odiosa. Pero, ¿cómo se identifica una deuda odiosa? ¿Qué es una deuda odiosa? Empecemos por la segunda pregunta: la deuda odiosa es un derecho internacional para no pagar una deuda ilegítima. En cuanto a identificarla, hay un patrón de tres puntos que pueden servir a nivel mundial como ya explicó el ruso Zach, creador del concepto: 1.- si un país recibe un préstamo sin la aprobación ciudadana, deuda odiosa; 2.- si el préstamo está dirigida a actividades no beneficiosas para el pueblo, deuda odiosa; y 3.- si el prestamista conoce la situación catastrófica y la ignora para seguir obteniendo resultados en el futuro, deuda odiosa.

Tres puntos que Grecia cumple a la perfección: no se preguntó a la sociedad (referéndum); no se dirigió el dinero a pagar medidas públicas sino a pagar a los inversores que jugaron en Grecia; y el prestamista conocía la situación (Mario Draghi era presidente de Goldman Sachs cuando se falsificaron las cuentas griegas; hoy, Draghi es presidente del BCE).

Pero, ¿es una utopía esto de la deuda odiosa? ¿Quién consiguió declarar la deuda odiosa, una de las soluciones a las que se puede acoger Grecia? Pues en los últimos tiempos, Estados Unidos tiene el título de “maestros de la deuda odiosa”: cuando EE.UU. ganó Cuba a España no se hizo cargo de la deuda contraída por los españoles y al caer Sadamm Hussein y entrar la potencia mundial en el país asiático consiguió una quita del 80% de la deuda por el gasto en medidas totalitaristas (palacios, armamento) llevadas a cabo por el dictador iraquí. Ahora, fue la última bala de EE.UU.: consiguió esa quita a cambio de que el concepto de “deuda odiosa” no vuelva a ser usado.

Los gastos totalitaristas del régimen de Sadamm Hussein, ejemplo de deuda odiosa

El otro gran país que se acogió a una deuda odiosa recientemente fue Ecuador. “Primero nuestros intereses nacionales y luego los internacionales”, palabra de Correa, presidente ecuatoriano que incluso llegó a expulsar al emisario del FMI en Ecuador como declaración de intenciones.

El país sudamericano encuentra en el petróleo su fuente de dinero y en los tiempos que se pagaba la deuda, un 80% de los beneficios que emitía el oro negro iban a parar al pago de la deuda con el FMI. Una auditoría pública de la deuda demostró, ante las autoridades internacionales, que el engorde de esa deuda era ilegítimo y la quita se hizo realidad.

Las balas de SYRIZA

Pero, ¿qué busca SYRIZA? Los tremendos recortes sociales sufridos por los griegos fue un grito de auxilio a un cambio de timón. El partido de Tsipras fue el encargado de dar una alternativa a los griegos. Negociar antes que acceder sin rechistar. Durante meses, con Varoufakis a la cabeza, su ministro de Finanzas, Grecia ha buscado en el Parlamento Europeo prorrogar la deuda; un respiro para empezar a respirar. Una negociación que ha traído gran controversia al replicarle al ministro de Finanzas que no estaba en la posición de cabeza para exigir nada.

Pero como afirma el profesor de economía Gonzalo Bernardos: “Si se quitan los intereses de la deuda griega, Grecia tendría superávit. Lo ideal sería una moratoria o una quita de la deuda y a partir del crecimiento económico de ese superávit ir reviviendo y pagar la deuda a sus acreedores”. Algo parecido a como sucedió en Alemania cuando los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial dejaron crecer y respirar al país germano con una quita parcial de la deuda para que se recuperase de los pagos que debía por los daños bélicos.

ministro de fianzas griegos firmando quita a alemania

En cuanto a Grecia, en la actualidad, el país tiene una deuda de un 180% de su PIB y ya son muchos los economistas y los expertos que alegan que “pagar la deuda griega es imposible”.

¿Y salir del euro? Esta hipótesis no está contemplada por Tsipras y voces autorizadas de la Comisión Europea verían en esta decisión una desgracia que costaría incluso billones. Pero, ¿ha sucedido algo parecido alguna vez? El ejemplo fue Argentina (país que también estuvo intervenido por el FMI y que también sufrió un corralito) que después de salir del dólar, creció al 8,2%.

Si los acreedores no aceptan una moratoria o una quita, Grecia deberá aceptar las medidas impuestas por La Troika para recibir más dinero (que es lo que se ha preguntado en el referéndum del domingo que viene) o salir del euro y arrimarse a los países BRICS (brick en inglés significa ladrillo) que sirve de acrónimo para definir a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, países emergentes a los que se les estima que tendrán más del 40 % de la población mundial y tendrán un PIB combinado de 134.951 billones de dólares. En casi cada escala, serían las entidades más grandes en la escena global. Arrimarse a esas potencias puede ser el futuro de Grecia aunque quizás ni haga falta salir del euro. 

A la izquierda, Alexis Tsipras, primer ministro griego; a la derecha, Vladimir Putin, presidente de Rusia |  theworldweekly.com

Incluso ya se ha visto reuniones de Tsipras con Vladimir Putin donde recibir préstamos a un nivel más bajo de lo que ofrece La Troika para poder pagar o para reanimar la economía griega han sido los asuntos principales de esa reuniones. Una alternativa real, pero compleja.

Y España, ¿qué?

En cuanto a España, los datos macroeconómicos parecen que van mejor. Día sí y día también sale el ministro de economía Luis de Guindos hablando de números que nos lanzan desde Europa alabando el nivel con el que vamos a crecer en el futuro. Ahora bien, los guarismos son peligrosos. En Grecia, cuando gobernaba los partidos tradicionales, los grandes organismos internacionales hablaban de que el país heleno crecería a un ritmo que se alejó bastante de la realidad, como muestra el gráfico:

vía @agarzon

Por eso, el FMI (y las agencias de rating, esas famosas agencias de calificación económicas) juega con los números, unas buenas estadísticas atraen a los inversores y más si accedes a sus medidas, pero, como demuestra la historia de las predicciones del FMI, el crecimiento real muchas veces suele ser otro. Como sucede en la conocida serie televisiva de la HBO, The Wire, guiarse de los números y las estadísticas no es buena señal. En la serie, los altos cargos políticos y policiales están más pendientes de las estadísticas que de lo que en realidad sucede en las esquinas. El FMI también vive por y para la macroeconomía que muchas veces está más en los números que en las calles. Como sucedió con Goldman Sachs, ahora el FMI no se ajusta a lo vivido por los griegos. En The Wire incluso se falsean informes alegando que un cadáver encontrado murió por causa natural cuando la muerte real fue por culpa de un asesino que andaba y anda suelto por las calles de Baltimore.

El símil con la serie americana viene a cuento puesto que ya se ha desmentido al FMI tanto por sus números como por sus decisiones austeras en los países, por eso lo mejor es la prudencia. De momento a Grecia se le agota el tiempo, Juncker no quiere hablar de partida de póker, pero estamos ante un tira y afloja que puede seguir dinamitando la cuna de la democracia, una Grecia que muere a pasos agigantados. 

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