¿Está sucia Fuenlabrada?

De un tiempo a esta parte, ciertas sensaciones se han vuelto opiniones y hoy en día estas se han convertido en una manera de pensar de cierto sector de la sociedad dentro de la ciudad, fuertes ecos denuncian cada vez con más intensidad que Fuenlabrada es una ciudad sucia.

21/09/2014 | Félix de Blas Martín

Es cierto que es habitual ver cómo basura se acumula en los exteriores de los contenedores y papeleras, llegando en ocasiones a ver muebles y trastos viejos tirados en cualquier parte, así como excrementos de animales en las aceras de la ciudad. Estas imágenes tan habituales afean hasta el extremo el aspecto de la ciudad de cara a todos los fuenlabreños que pasean por ella.

Hay que destacar que la cercanía de la época electoral ha desbordado el ánimo de la oposición al gobierno municipal, y eso ha supuesto que todos los partidos saquen sus argumentos a relucir para seguir el juego descalificatorio, que la política nacional tanto acostumbra a poner en práctica.

Entre esas descalificaciones está la aparente suciedad que se extiende por los rincones de Fuenlabrada, o así lo hacen ver desde la oposición cuando dicen alto y claro que “Fuenlabrada esta sucia”. La clave de este problema esta en saber el grado de implicación y culpa de todos los fuenlabreños ante esta situación

¿Se trata de dejadez por parte del Ayuntamiento o de irresponsabilidad manifiesta de todos los ciudadanos?

Fuenlabrada suciaQueda claro que la ciudad estaría más limpia si aumentara la presencia de personal de limpieza, pero también es cierto que existiría la misma limpieza si el grado de civismo e higiene estuviera más acentuado entre todos los fuenlabreños.

Porque si una bolsa de basura se consume en el exterior de un cubo de basura, o el excremento de un animal se descompone sobre la cera en la calle ¿De quién es la culpa? ¿De la gestión municipal o de aquella persona que no recoge el excremento y deja la bolsa de basura fuera de su lugar correcto?

Abierto está el debate, y en manos de todos está crearse la opinión que se considere oportuno. Pero una cosa está clara, no podemos dejar de mirar a nuestras propias manos a la hora de evaluar la limpieza de cada metro de ciudad que dejamos a nuestro paso.

Que los políticos hagan su trabajo lo más honradamente y mejor posible, aunque ese sea otro debate distinto, mientras nosotros los ciudadanos debemos comportarnos con civismo y tratar de mantener nuestro entorno lo más limpio posible porque nos guste o no, es responsabilidad nuestra.

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