El Supremo anula un prestamo por interés abusivo con tarjeta WiZink

Una sentencia que puede beneficiar a millones de usuarios de las tarjetas 'revolving'

El Tribunal Supremo anula un préstamo concedido con una tarjeta 'WiZink', de las llamadas revolving, que tenía un interés 'abusivo' del 27% TAE. En la sentencia considera que el ínterés es 'usurario', por aplicar un tipo de interés superior al precio normal del dinero y manifiestamente desproporcionado.

El caso ha llegado al alto tribunal a través de una clienta que pidió la anulación de su préstamo, aparándose en la Ley de Usura, una norma que data de 1908 y que aún está en vigor. Esta norma prohíbe prestar dinero con intereses “leoninos”.

Las claves que han valorado los magistrados han sido las comparaciones sobre los intereses medios que se cobran en el mercado de los préstamos personales. En el caso de las tarjetas 'revolving' el interés cobrado es más del doble del interés medio en operaciones de consumo.

Esta sentencia, que sienta jurisprudencia y afecta a millones de clientes de la banca en España, crea la alarma en las entidades financieras que tienen préstamos asociados a trajetas de crédito y revolving por un valor superior a los 13.600 euros.

El tribunal aprovecha también la sentencia para reiterar algo que ya manifestó en una sentencia de 2015 sobre las tarjetas revolving: que los bancos no pueden cobrar intereses tan altos amparándose en que muchos de sus clientes luego no pueden pagarlos, principalmente porque conceden créditos sin estudiar la solvencia de los clientes.

Así los magistrados aclaran que “no puede justificarse la fijación de un interés notablemente superior al normal del dinero por el riesgo derivado del alto nivel de impagos anudado a operaciones de crédito al consumo concedidas de un modo ágil [...] y sin comprobar adecuadamente la capacidad de pago del prestatario", añadiendo que se utilizan "técnicas de comercialización agresivas”.

Pagar en cómodos plazos, el mejor reclamo

Uno de los principales reclamos de estas tarjetas son los célebres “cómodos plazos” en los que se puede devolver el crédito con mensualidades muy bajas que son las que pueden permitirse consumidores con ingresos bajos.

El problema es que las cuotas bajas ni siquiera cubren los intereses, que se suman y financian con el resto de operaciones. Se crea así una especie de efecto de bola de nieve: los usuarios van pagando las cuotas pero la deuda nunca termina de pagarse. Hay personas que han llegado a acumular cinco de estas tarjetas, porque durante la Gran Recesión las entidades las comercializaban profusamente.

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