Donald Trump visita la frontera de Estados Unidos con México

El primer muro entre México y Estados Unidos lo construyó Bill Clinton

"Algunos dicen que un muro es medieval. Bueno, también lo es una rueda. Una rueda es más vieja que un muro".

Así justificaba el presidente de Donald Trump durante su vista a la frontera de Estados Unidos con México, la gran quimera de su mandato: la construcción de una barrera fronteriza para frenar la inmigración ilegal.

Trump afronta desde el 22 de diciembre el cierre del 25 % de la Administración, como medida de presión para conseguir financiación para su muro fronterizo, frente a la firme oposición de la nueva mayoría demócrata en la Cámara Baja.

Pero para muchos mexicanos que viven en la frontera norte, el muro forma parte del paisaje desde hace más de dos décadas. En concreto, desde principios de los años 1990, cuando el presidente demócrata Bill Clinton ordenó la construcción del primer tramo como parte de la "Operación Guardián". Este programa establecía levantar 600 kilómetros de muro y 800 de barreras.

Entonces, a diferencia de Trump, el discurso de la administración de Clinton "no era agresivo contra México", explica a Euronews el investigador Victor Clark del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de San Diego, pero buscaba desviar a los migrantes al desierto "sin escándalo político" y "retórica agresiva", para así desalentarlos a cruzar.

El muro actual tiene ahora 1000 kilómetros, es decir cubre cerca de un tercio del confín entre ambos países, y los 2000 restantes son una frontera larga y porosa, jalonada por desiertos, ríos, montañas y sectores de propiedad privada.

Este complejo escenario natural es casi imposible de sellar con un muro, asegura Clark, quien ve difícil que el mandatario estadounidense pueda levantar una estructura que desafíe tanto a accidentes geográficos como a grupos ecologistas, propietarios de ranchos o comunidades indígenas instaladas durante siglos desconociendo fronteras.

De hecho, esta compleja orografía supone una alta mortalidad para los inmigrantes, indica la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

"La rueda funciona, el muro funciona. No hay nada como un muro", insiste Trump. Clark, natural de Tijuana, duda de esta afirmación. Allí, puede ver como remplazan los paneles viejos del muro de más de 20 años por otros nuevos, nueve metros más altos.

"Si yo fuera migrante no sabría como brincar eso", asegura, pero la mayoría de los migrantes lo miran y dicen "a mí lo que me pongan lo voy a brincar".

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