Artur Más, el presidente instigador de un sueño

Este fin de semana estamos atravesando el epicentro del huracán social y político que se ha levantado en torno a la figura de Cataluña. Su autoría está abanderada por el presidente del Gobierno Catalán, Artur Mas, que se muestra más radical que nunca en su manera de pensar y actuar aunque, como siempre en la política nacional, acabe contradiciéndose en muchas cosas.

29/09/2014 | Editorial

Cada día se vive un capítulo nuevo en este culebrón. El gobierno de la Generalitat empuja el tiempo hacia su referéndum, marcado a sangre y fuego en el 9N. Por su parte, el Gobierno de Mariano Rajoy, fiel a su estrategia, escuda su falta de dialogo en la inquebrantable constitución.

Marcadas las pautas de este atropellado camino que nos lleva hacia el quebrantamiento social entre las personas, el escenario que se ha pintado nos muestra al Sr. Artur Mas como protagonista.

En este contexto de protagonista, el President Mas puede salir tan reforzado como perjudicado. Y es que, en su discurso, omite tantas cosas como dice. Cuando habla de una hipotética y futura Cataluña independiente, omite hablar de los problemas reales de ahora que sufren los Catalanes.

El paro, los recortes en sanidad y educación, el impago a las Farmacias, el derroche y la falta de explicaciones en temas de corrupción, son realidades que oscurecen la imagen que da de su “Cataluña Independiente” y de las que omite hablar en sus discursos para defender el referéndum.

A estas realidades hay que sumarle un factor legal que parece haber pasado por alto en los despachos del Gobierno Catalán, y es que cuando una persona entra en el sistema político español jura la Constitución y las leyes que la amparan. Teniendo en cuenta este pequeño matiz, el proceso abierto por Artur Mas no tiene ni pies ni cabeza, pues se contradice en sus cimientos legales.

Artur Mas, durante su entrevista con Ana Pastor | Foto: 20 Minutos

En su entrevista con la periodista Ana Pastor, Mas ha declarado que “estamos en el carril de la legalidad y de la democracia”.Curiosa afirmación de un gobernante que interpreta la legalidad de la constitución a placer, aunque para ello tenga que inventarse leyes a la carta.

También hemos podido escuchar al Sr. Mas decir que el proceso convocado para el 9N “no es una consulta para declarar la independencia, es para saber qué opinan los catalanes”. Quizá debería de haber preguntado a los catalanes el día que decidió recortar en sanidad, educación o si prefieren tener operativas las farmacias o políticas que favorezcan la creación de empleo. Seguramente en estos temas no le interese saber que opinan los catalanes.

En cuanto a temas de corrupción, Artur Mas no ha dudado en defender la inocencia de Jordi Pujol, del que ha dicho “creer en su palabra de inocencia”. Aunque más tarde declarara que no ha tenido relación con los negocios de la familia Pujol, o que no pone la mano en el fuego “por nadie”, su defensa de Jordi Pujol pone en el borde de un precipicio su credibilidad. Si se demuestran en los tribunales las corruptelas del Sr. Pujol, su defensa de un corrupto debería de servir como motivo para su inmediata dimisión.

Sea como fuere y tome esto el rumbo que quiera tomar, hasta el momento lo único que se está consiguiendo es fracturar una parte de la sociedad, cuando en realidad el debate que se debería de tener es si la constitución actual se adapta a los tiempos que vivimos.

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