Abstenerse no es avalar a Rajoy

Editorial | Fn

El acuerdo suscrito entre el PP y Ciudadanos con un programa de medidas anticorrupción y de caracter social, entre las que hay unas cien que fueron también aceptadas en el anterior acuerdo fraguado entre Rivera y Sánchez, no garantiza la investidura de Mariano Rajoy.

Este pacto, al que también se ha sumado Coalición Canaria, garantiza el apoyo de 170 diputados y se queda a 6 de la mayoría absoluta necesaria para obtener la confianza de la Cámara en primera vuelta.

Una primera votación, en la que con toda seguridad el candidato a la investidura propuesto por el Jefe del Estado, Mariano Rajoy, no conseguirá ser investido. En la segunda ronda solo se necesitaría mayoría simple, es decir que hubiera más diputados votando SI que los que sigan en el NO.

Precisamente en esta segunda ronda es en la que el PSOE tiene la opción de desbloquear la actual situación política de nuestro pais, absteniendose, es decir votando en blanco a la investidura del candidato y evitando que volvamos a tener que pasar por las urnas.

Una opción que nadie quiere, quizá con la 'boca pequeña', de algunos dirigentes que defienden esa postura, mientras siguen bloqueando la posibilidad de conformar un gobierno.

Es el caso de Pedro Sánchez y el Partido Socialista que sigue inmerso en un discurso contradictorio que ni sus propios votantes entienden y en una gran mayoría empiezan a no compartir. Se quejan los socialistas de que se les presione para desbloquear la actual situación, trasladando la presión a los populares para que busquen apoyos en otros partidos nacionalistas, hoy independentistas.

Alguien tendría que hacer reflexionar a Sánchez y a los miembros del Comité Federal del PSOE que no se puede estar defendiendo una misma cosa y la contraria. Los intereses generales del pais, que son también de los ciudadanos en este momento, es echar a andar la legislatura con un gobierno que estaría controlado por una fuerte oposición que podría sacar adelante muchas iniciativas parlamentarias.

Una abstención del PSOE, o de algunos diputados, que posibilitaran esa salida, sería vista por la mayoría de votantes socialistas, como lógica y necesaria en esta novedosa situación política. Una explicación coherente de Sánchez sobre la necesidad de conformar gobierno, aunque ese gobierno no sea de su agrado, demostraría visión de estado y verdaderamente anteponer el interés general al ideológico y partidista.

Una última reflexión para terminar, para poder hacer oposición es necesario tener un gobierno y un Parlamento que pueda tramitar y debatir iniciativas legislativas.

¡Cada palo que aguante su vela!

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